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A vigilar se ha dicho


A la hora de resguardar aquellos productos que se encuentren en stock, en las góndolas o en tránsito, la tecnología ofrece un variado menú de soluciones: sepa en qué casos y tipo de negocios sirve cada método y cuánto cuesta implementarlo.

Ante la preocupación que provoca el incremento de hurtos en las grandes urbes del país, la tecnología puede aportar un variado menú de respuestas.

Cada tipo demercadería y clase de negocio o actividad (y, desde ya, cada presupuesto) puede disponer de herramientas para la vigilancia, concebidas para calmar hasta las paranoias más instaladas. Sistemas del tipo EAS (Electronic Article Surveillance, o Vigilancia Electrónica de Artículos), circuitos cerrados de TV o videovigilancia, tecnologías de seguimiento satelital (GPS) e identificación por radiofrecuencia (RFID) forman parte del menú de recursos que pueden aplicarse para evitar robos.

Detrás de las etiquetas de seguridad que habitualmente vemos en tiendas de libros, CDs o ropa, por ejemplo, hay una solución antihurto denominada EAS (Electronic Article Surveillance), cuya tecnología de base más común es la radiofrecuencia (RF), aunque hay otras.

Estas soluciones están conformadas por un par de antenas detectoras y dispositivos de alarma. El sistema opera dentro del rango de frecuencias de radio: cuando un artículo protegido con un dispositivo de alarma las franquea, las antenas emiten una señal auditiva, indicando que el producto no atravesó la línea de cajas.

“Estos dispositivos pueden ser de dos tipos: etiquetas blandas y etiquetas duras (también llamadas mini hard tags) –explica Gustavo Calanni, Gerente de la División de Seguridad de Netpoint de Argentina–. Las primeras son etiquetas autoadhesivas blancas y desechables, de 4 x 4 cm, que ocultan un circuito de RF, que activa las antenas de seguridad. Las etiquetas duras, en cambio, son reutilizables, y constan de un tag que se prende a la ropa a través de un pin, imposible de desprender salvo que se disponga de la herramienta adecuada”.

Esta alternativa se aplica a comercios, fundamentalmente, de ventas masivas. Las etiquetas blandas funcionan con artículos en los cuales se puedan adherir (por ejemplo, libros), mientras que las duras van prendidas en textiles o productos en los que se puedan enganchar mediante un pequeño lazo de hierro (raquetas, entre otros). Al ser descartables, las blandas son muy económicas (US$ 38 las 1000); las duras, aunque tienen un costo mayor (US$ 27 las 100) son reutilizables.

“Con una inversión que no sobrepasa las tres cifras en dólares (el kit típico cuesta menos de US$ 900 y está compuesto por un set de antenas, 100 mini hard tags y un despredendor), un comercio puede adquirir la electrónica de un sistema antihurto (EAS). A esto debe sumarle la instalación, que suele rondar del 15 al 20% del valor del kit. Para el mercado masivo, estas soluciones EAS y su complemento ideal, los sistemas de CCTV (circuitos cerrados de TV), constituyen la solución más costo/efectiva”, afirma Calanni.

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