3 diciembre, 2012
Mucha gente al ser consultada sobre cuál fue el primer videojuego de la historia sin duda responderá “PONG”, otros “Pacman”, o incluso alguno dirá “Space Invaders”. A pesar de que la respuesta inicial es errada, si uno cambia la pregunta a “¿cuál fue el primer videojuego comercialmente rentable?” la respuesta “PONG” vuelve a ser correcta.
Todo comenzó con una inversión inicial de tan sólo 500 dólares. Nolan Bushnell creó ATARI (palabra utilizada en el juego japonés Go que tiene un uso similar al “jaque mate”) a principios de los 70 para vender “Computer Space”, un clon del mítico “Spacewar!”, que llegó a ser vendido en algunos bares y salones pero que no fue muy exitoso a pesar de haber generado unos 3 millones de dólares al vender unas cientos de cabinas. La gente se quejaba de que era muy difícil de jugar y que el juego se terminaba muy rápido, por lo que Bushnell comenzó a pensar una manera de hacer algo más accesible y divertido, que enganchara a la gente muy rápidamente y con eso generar ganancias. Es así que decidió utilizar parte de sus ganancias para contratar en mayo de 1972 a Al Alcorn, un ingeniero electrónico que trabajaba en Ampex, una compañía especializada en fabricar aparatos de audio y grabación profesional.
Alcorn fue contratado por 1000 dólares al mes (menos de lo que ganaba en su trabajo anterior) más la promesa de recibir un 10% de las acciones de Atari, algo que era muy riesgoso pero dado que era joven y soltero se podía dar el lujo de hacer, “en el peor de los casos volvería 1 o 2 años después a Ampex” dijo Alcorn en una entrevista dada al sitio Buzzfeed. Pero la verdadera revolución comenzaría luego de que Bushnell viera la presentación que Ralph Baer hizo de su Magnavox Oddysey, la primera consola hogareña a mediados de 1972, la cual traía unos rudimentarios juegos para usar en los televisores comunes, entre ellos un juego de tenis. Bushnell creía que el juego era horrible, pero así y todo la gente hacía cola para jugarlo,y pensó que el podría mejorar eso y además ganar mucho más dinero.Alcorn logró completar en tres meses una versión del juego de tenis de la Oddyssey que tenía dos paletas a cada lado, las cuales permitian rebotar una bola y envíarla nuevamente al lado contrario. Había nacido PONG.
El juego era controlado por una serie de 75 transistores para manejar los gráficos y la lógica del juego. No se necesitaban instrucciones complicadas, tan sólo se debía “evitar perder la bola para hacer puntos” según el texto que venía en la misma cabina del juego. A pesar de que a Bushnell inicialmente el juego no le agradó, Alcorn siguió adelante y compró un televisor Hitachi, escondió su marca y lo puso dentro de una rudimentaria caja de madera que escondía en su interior los circuitos y un monedero hecho con una botella de leche de plástico cortado para recoger las ganancias, si es que las hubiera.
Para testear la reacción del público con el juego, la cabina fue puesta en un bar llamado “La taberna de Andy Capp”, un lugar de mala muerte que tenía algunos pinballs, una fonola e incluso una cabina de Computer Space. Bushnell y Alcorn decidieron mirar de cerca lo que ocurria mientras tomaban un par de cervezas y jugaban con un pinball, al principio un tímido cliente se acercó a la máquina y puso una moneda de 25 centavos, pronto se dio cuenta que gracias a eso se podían controlar las paletas, pero para mover la otra era necesario otro jugador, por lo que en poco tiempo la gente comenzó a reunirse alrededor de la cabina de Pong y jugar uno contra otro. Si bien el movimiento que se generó era interesante, no fue algo que deslumbrara a los chicos de Atari, por lo que luego de un par de horas decidieron irse a sus hogares. Ellos no sabían que ese sería el comienzo de un negocio millonario, que hoy genera más ganancias que la industria del cine y la música juntos.
Un par de días después el dueño del bar llamó a Atari diciendo que la máquina no funcionaba, por lo que Alcorn fue a revisar el problema. Lo que encontró lo sorprendió: la máquina seguía funcionando perfectamente, pero no entraban más monedas porque el recipiente que las recogía estaba repleto. Esto hizo que Bushnell decidiera finalmente comprar un local más grande y dirigirse a una oficina de desempleo para contratar a ex convictos, borrachos y vagabundos para fabricar cabinas de Pong en masa. Es así como el 29 de noviembre de 1972 las primeras 12 máquinas hechas en serie de Pong comenzaron a funcionar en diversos bares de California, algo que corrió de boca en boca y que hizo que estos locales se llenaran de gente que simplemente iba a jugar a Pong, muchos de los cuales hacían cola antes de que el bar abriera para jugar antes que los demás.
De ahí en más la historia y el mito de Atari comenzó a crecer y crecer, incorporando a más y más personas para comenzar a crear todo un imperio, entre esas personas estaba un joven pelilargo hippie llamado Steve Jobs, quien junto a Steve Wozniak crearía otro gran hit para Atari: Breakout, el juego de los “ladrillitos” diría mi abuela. En Estados Unidos comenzó una fiebre masiva por jugar Pong, por lo que muchos comenzaron a copiar la tecnología debido a que en esa época las leyes de patentes y marcas no lo prohibían directamente, y en unos pocos años el mercado estaba inundado de consolas con clones del juego de las paletitas, algunos eran variantes bizarras y otros eran simples copias que se aprovechaban de la moda. Cientos de empresas se crearon y del día a la noche muchos se hicieron millonarios, pero muchos también quedaron con nada por la saturación del mercado.
El resto es historia, la empresa de Bushnell crecería, se fundiría, se vendería, se fusionaría, etc, etc. pero el nombre de la empresa quedaría enmarcado para siempre en la corta historia de los videojuegos por ser la primera compañía que entendió que mover unos puntitos blancos en una pantalla podría ser un buen negocio. Gracias a ellos una nueva y millonaria industria fue creada, muchos de nosotros tenemos trabajo o pudimos tener un hobby que nuestros padres no tuvieron y pudimos conocer un mundo fascinante de unos y ceros que llevaron nuestra imaginación a lugares impensados.
¡Salve PONG, los que estamos por jugar te saludamos!