23 marzo, 2009
Microsoft lanzó una nueva versión de su navegador y los usuarios no paran de hacer pruebas para testear su calidad; en esta nota acercamos una serie de reflexiones sobre los pros y contras del browser.
A fines de diciembre, en los diarios más importantes del mundo apareció una noticia: IE tenía un grueso error de programación (vulnerabilidad, hueco de seguridad, exploit, llámenlo como gusten) que hacía peligrar la navegación segura por Internet. Pero si el navegador más usado del planeta tuvo casi un error de programación por día durante 2007, ¿qué lo hacía más noticia esta vez?
Mi duda giraba en torno a por qué tanta difusión a un hecho que parecía menor, por qué Microsoft habría permitido –o cooperado, estas cosas a veces son así– poner en evidencia un error. Entonces me pregunté: ¿Microsoft lanzaría otro navegador? ¿Le cambiaría el nombre a IE? ¿Utilizaría el motor de navegación Gecko, el que implementa Firefox y que sirvió como base del motor WebKit, hoy usado en Safari y Chrome?
Lancé la pregunta en Twitter y en Facebook, pero no obtuve respuestas. Conversé con algunos colegas y me dijeron que estaría bueno que eso suceda, pues la principal desventaja de Internet Explorer era su escaso apego a los estándares de la W3C, el consorcio que define las nuevas tendencias en cuanto al diseño de los sitios web.
Para graficarlo, existen dos cuestiones fundamentales para diseñar un website. En primer lugar, los archivos escritos en HTML, que permiten crear el “esqueleto” del sitio: dónde irá cada elemento, cual lo precederá y cuál lo sucederá. En segundo lugar, se encuentra la hoja de estilos (archivos CSS), que indican la forma, los colores, el aspecto, etcétera, de los distintos componentes (los diseñadores web suelen llamarlos “la piel” del sitio). Internet Explorer los mostraba de una manera, mientras que el resto de los browsers lo hacía de otra. Conclusión: los diseñadores debían crear una hoja de estilos para IE y otra para los demás navegadores.
Resulta que hoy descargo el IE8. La primera página web que abro es un blog en WordPress cuyo theme (fachada, por traducirlo de alguna manera más clara que “tema”) estoy modificando para un amigo. Ahí veo que unas pestañas que inserté en modo texto (no quería llenar de imágenes el blog, pues ya tiene bastantes elementos que aminoran su carga) se muestran exactamente igual que en Firefox y Chrome. No sólo eso, unos textos que antes me quedaban más abajo en IE, ahora están a la misma altura que en Firefox. Y unos recuadros que inserté se trazan de igual modo en ambos navegadores. Les dejo una imagen de una parte del blog cargada en varios browsers para que saquen sus conclusiones.
Los hechos, al final, me dieron la respuesta. Microsoft se está volviendo “más compatible”. Aprendió de sus errores. Y se dio cuenta de que los browser rivales son más efectivos a la hora de cargar las páginas de la “web 2.0”, webmails, redes sociales y otros servicios. Ya era hora.
Por Alejandro D´agostino