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El hombre pendrive: un geek extremo


Jerry Jalava, un programador de software finlandés, perdió medio anular en un accidente de motocicleta: un médico le ofreció insertarle un pendrive de 2 GB en la prótesis y aceptó.

Todo empezó en mayo de 2008, por entonces, escribió en su blog ProtoBlogr.net: “El miércoles pasado mientras manejaba mi moto Ducati Monster 696 de sólo una semana desde mi trabajo hasta mi casa en Riihimäki choqué contra un ciervo. Me caí al suelo y me deslicé por el asfalto aproximadamente 60 metros con mi mano izquierda atrapada bajo la moto”, se lee en un post.

“Me levanté y me quité el casco y los guantes. Sudaba mucho. Intenté sacar un cigarrillo de mi bolsillo y ahí fue cuando me di cuenta: me faltaba medio dedo anular. Empecé a gritar hasta que se aproximó un auto. Por suerte estaba cerca de Helsinki”.

Hasta ahí lo que podría haber sido una tragedia con suerte. Lo llamativo fue lo que ocurrió de ahí en más. Ya recuperado del shock, Jalava volvió unos días después al hospital con el objetivo de que le fabricaran una prótesis de látex para su entonces dedo incompleto. Y ahí se llevó una nueva sorpresa. Al enterarse de la profesión de su paciente, el médico que lo operó le hizo una propuesta que este programador ultra geek no pudo rechazar: introducirle un pendrive de 2 GB en la prótesis.

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Jalava –feliz con su dedo biónico– mantuvo en secreto su nueva extensión hasta el domingo pasado cuando, luego de navegar un rato en la red, cayó en la Web de diseño y tecnología Yankodesign.com en la que aparecía un fotomontaje futurista del diseñador mexicano Alberto Villarreal: una mano con un dedo terminado en un pendrive.

Sin querer presumir, el finlandés le mandó un mail al responsable del sitio. “En realidad, yo ya tengo un dedo USB”, escribió. La catarata de mails que recibe desde entonces parece de no acabar. Por lo que tuvo que salir a aclarar en su Facebook, Twitter y blog: “No está adosado permanentemente a mi cuerpo –señaló el nuevo ciborg–. Es una prótesis removible con un pendrive adentro. Cuando quiero usarlo me lo saco y lo dejo en la ranura USB. Y cuando termino lo desconecto y me lo pongo de nuevo”.

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Como se esperaba de un programador de software, Jalava –quien no confesó para qué más usa su falange electrónica– tiene instalada en el “dedo pendrive” una distribución de Linux llamada Billix. Sin embargo, no es el único ciborg –o sea, un organismo con agregados cibernéticos– en el mundo. Hay miles de personas con biochips, electrodos cerebrales, manos o piernas metálicas, como el corredor sudafricano Oscar Pistorius.

Las prótesis están ahí, ya sea para maquillar un accidente o para experimentar nuevas sensaciones, como pretende el documentalista canadiense Rob Spence que tiene injertado un eyeborg, es decir, un ojo biónico con una cámara digital para retratar la intimidad de los demás sin que se den cuenta. “Quiero convertirme en una máquina humana de vigilancia”, confesó, diluyendo aún más las fronteras entre lo biológico y lo artificial.

Lo que me resulta muy extraño de todo esto es que un geek de semejante calibre haya optado por un pendrive de tan sólo 2 GB. Siendo programador, estoy seguro que Jerry necesita mucho más que eso para desplegar su potencial. Lo más probable es que pronto renueve su hard con un dispositivo de mayor capacidad y ahí sí, lo tome un poco más en serio.

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