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El dilema de la animación mexicana


La pantalla se enciende. Los sueños comienzan a flotar, las historias siempre buscan la excelencia y la animación, sin ser perfecta, está hecha con la imaginación.

El talento, existe. El interés, también. Incluso hay nombres destacados en la industria; entonces, ¿qué es lo que falta para el despegue definitivo de la animación en México? ¿Dónde está la llave que va a permitir el éxito en taquilla y, de paso, la creación de obras memorables, ésas que se quedan en el corazón de los espectadores?

Los últimos años fueron testigos de un boom en la producción de cine animado nacional. Los estudios especializados en este campo del Séptimo Arte nacional comenzaron a florecer, los más destacados de los últimos años son Anima Estudios, Animex, Kaxan Estudios y el complejo Chapala Media Park. Conceptos como Una película de huevos, La leyenda de la Nahuala, Don Gato, El gran milagro y El secreto del medallón de jade, lograron capturar la atención del público y salir bien paradas frente a la crítica.

Pero eso no logró fortalecer a la industria. Los estrenos llegan, sí, pero lo hacen a cuentagotas.

Para algunos creativos, la eterna falta de recursos es el gran lastre que debe encarar la industria. Otros consideran que la competencia desleal en la que enfrentan a las animaciones estadounidenses (número de copias, salas, fechas de estreno, horarios) hace que el público no termine de “engancharse” con su propio cine.

Lo que ya logró la animación nacional es hacer eco en el extranjero. Desde los estudios europeos hasta los pasillos de Pixar los rumores de que en México se hacen películas de caricaturas de calidad crecen día a día. La animación azteca se encuentra finalmente ante la encrucijada: trascender o estancarse.

Tim Burton creció en Los Ángeles, en contacto con una gran comunidad hispana, y maravillado particularmente con el cine mexicano. “Las películas de luchadores y de terror, que llegaban a mi país dobladas de forma horrible, me encantaban en mi infancia. Era un mundo lleno de color y de historias asombrosas”.

Para alguien que ha explorado el lado alternativo de la animación con productos como El extraño mundo de Jack, El cadáver de la novia y ahora Frankenweenie, el potencial de México descansa en sus creativos. “Conozco el trabajo de Del Toro. Es fantástico, y estoy seguro que detrás de él hay una generación muy talentosa”.

Burton no es el único que reconoce en México un nido de ideas y estilos a punto de hacer eclosión. Cuando Colin Brady vio por primera vez lo que se estaba haciendo en la animación mexicana, se sorprendió Y no es fácil dejar sin aliento a un hombre que tiene dos décadas de experiencia en Hollywood, la élite del cine, donde ha trabajado en efectos especiales y animación para Universal, Fox, Disney y Pixar. “Los últimos años han sido muy emocionantes (para la animación azteca), y el mejor ejemplo es lo que sucedió con el proyecto de Don Gato”.

Colin trabajó al lado de Anima Estudio en la cinta Don Gato, dirigida por Alberto Mar. La película marcó un hito, pues fue la primera vez que Hanna-Barbera, dueña de los derechos del personaje, permitía que se hiciera una producción del felino fuera de territorio estadounidense. El resultado: un éxito en taquilla y el reconocimiento mundial de que en México se estaba haciendo animación de alta calidad. “Don Gato costó tres millones de dólares, y ganó 15 en todo el mundo. Esa es una muy buena inversión”, recuerda Brady con una sonrisa, al tiempo que agrega que nuestro país no tuvo que sacrificar su estilo creativo para “encajar” en el mercado. “En este país hay un estilo propio de animación. Líneas muy fuertes. Colores muy vivos. Creo que tiene todo para distinguirse en Latinoamérica y destacar en cualquier lugar del mundo”.

Ante la necesidad, lo que aflora es la creatividad. Esa es la máxima que parece regir a toda la industria cinematográfica nacional, y más cuando se trata del ramo de la animación.

Si se habla de pioneros dentro de la “nueva animación mexicana”, uno de los nombres que saltan de inmediato es el de René Castillo, quien con Sin sostén (1998) y Hasta los huesos (2002) demostró que sí podía hacerse stop motion en México. Y que frente a los pobres recursos monetarios siempre existiría un talento sin límites. “Mi primer corto —recuerda Castillo al hablar de Sin sostén— lo tuve que hacer casi sin presupuesto, con una cámara viejísima, de los años cuarenta, pero que curiosamente, es la mejor para usar en animación”.

Después de Castillo llegó una generación de soñadores. Sofía Castillo, quien este año ganó el Ariel a Mejor animación en cortometraje por Prita Noire, reconoce que la búsqueda de recursos es una de las fases “más desgastantes” en cualquier producción, y una vez que se consiguen (generalmente menos de lo esperado) se tienen que ejercer “con mucha responsabilidad. Los realizadores tenemos que tener claro lo que vamos a contar y cómo lo vamos a hacer. Muchas veces lo único que tenemos para sacer adelante un proyecto es el corazón”.

Para Alberto Mar, director de Don Gato, las carencias de las producciones de caricaturas nacionales no se encuentran solamente en el aspecto económico. “Creo que hasta ahora la mayoría de los guiones de animación no provienen de gente formada y probada en el guión”, afirma en palabras recogidas por la página de internet tweenbox.com. “Estaría bueno que hubiera un brinco de gente muy preparada haciendo guiones, guionistas de verdad, preparada (…) al margen de la técnica, es donde estamos muy rezagados”.

La ganadora del Ariel a Mejor cortometraje animado, Sofía Carrillo, se encuentra trabajando en su próximo proyecto, La casa triste, un corto que define como “muy diferente a Prita Noire. En ella se narra la vida de las cosas en los hogares, esos objetos que creemos inanimados pero que guardan una gran energía”.

Carlos Carrera espera concretar Ana, de lejos, la apuesta más ambiciosa a estrenarse en el campo de animación computarizada. “La idea es estrenarlo en formato 3D estereoscópico”, señaló el cineasta. La película estrenó su primer avance de cinco minutos en 2010 y desde entonces se encuentra en preparación.

Cantinflas show llegaría como una serie de 26 episodios de 11 minutos, animada por computadora bajo la producción de Gyroscopik Studios (empresa que tiene su base en Guadalajara).

Fue anunciada con bombo y platillo a finales de 2011 para llegar a mediados de éste año, aunque los problemas legales que hay entorno al personaje la 9tienen en un hiato indefinido.

Fuente : http://www.informador.com.mx

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