2 febrero, 2012
Un fuerte marítimo de la Segunda Guerra Mundial podría ser el próximo hogar de los servidores de WikiLeaks, según están pensando quienes sostienen financieramente el servicio de noticias.
La plataforma, que se convirtió en una suerte de mini estado soberano y que está situada en el mar del Norte intentaría dar protección a la página amparándola en la jurisdicción que rige en alta mar, en aguas internacionales. Esta decisión no solo estaría siendo evaluada por los inversores del sitio, sino que incluso serían ellos mismo quienes estarían en tratativas para adquirir un barco para realizar el traslado, según informa Fox News.
El fuerte, que funcionó como base militar durante el conflicto bélico de mediados del siglo XX perteneció al ejército británico, y luego del abandono es ahora conocido como “Principado de Sealand“. La historia de este sitio es muy interesante: en la navidad de 1966, el oficial retirado del ejército británico Roy Bates decidió tomar posesión del fuerte, uno de varios que había emplazado el gobierno inglés para defenderse de los ataques de aviones nazis durante la WWII. Bates entró en litigio con el gobierno británico por su idea de emplazar una radio pirata en ese lugar, radios en ese momento muy queridas por el público inglés ya que transmitían lo que la BBC no: “música pop y presentadores divertidos“. Roy finalmente no emplazó la radio, sino que en compañía de sus hijos y varios amigos declaró ya para septiembre del 76 el “Principado de Sealand”, nombrando a su esposa Joan como princesa del lugar. Ninguna nación reconoce la soberanía del principado, pero tiene bandera, moneda y escudo.
Historias románticas aparte, no todos piensan que el movimiento de servidores sirva de algo. Jim Dempsey, vicepresidente del think tank del gobierno estadounidense “Center for Democracy and Technology” dice, llanamente, que lo que se persigue legalmente son personas, no servidores: “donde se encuentra la información no determina la jurisdicción“, y agregó cortante “uno puede procesar gente, no servidores“.
Por lo pronto, y a pesar de los planes de mudanza de su sitio, el pope de WikiLeaks, Julian Assange, sigue en espera de ser juzgado.