30 enero, 2009
Las empresas alrededor del mundo prevén un importante incremento en sus estrategias de marketing online directo durante el 2009, aunque para elevar la eficacia de cada campaña deberán invertir en el análisis de los datos que arroja cada transacción hecha por Internet.
El pronóstico surge de un estudio de la firma Alterian efectuado entre más de 1.500 profesionales de agencias, empresas consultoras y departamentos de marketing de Europa, Estados Unidos y Asia.
En dicho relevamiento aparecen como principales conclusiones el claro incremento de la inversión en estrategias de marketing online en 2009, la necesidad de análisis que impera en el ámbito del marketing, y el papel de la web como soporte a las estrategias de marketing online.
Según publica el portal Baquía.com, los datos recabados resultan contundentes: del total de entrevistados, tan sólo un 6% prevé un descenso de su inversión en marketing en los próximos 12 meses.
El 62% dotará de más presupuesto a las estrategias enmarcadas dentro del ámbito del marketing directo online. Y el 26% restante prevé mantener la inversión actual.
Por el contrario, la inversión en marketing offline prevé un descenso sustancial en los próximos meses, tendencia que se mantiene desde 2005.
Alterian sostiene que hasta el momento las tácticas y herramientas online que utilizan la mayoría de los profesionales del marketing en su mix estratégico son los banners, buscadores y el email. Pero que en 2009 tendrán carácter prioritario el posicionamiento en buscadores, el e-mail marketing, las redes sociales y las campañas pay-per-click (pago por clic).
Las principales razones que mueven a los departamentos en esta dirección son:
*El bajo costo por acción
*El control y capacidad de medición de la evolución del proceso
*La rapidez con que se pueden generar y poner en marcha nuevas campañas con nuevos mensajes y ofertas, dirigidas a nuevos públicos
*La capacidad de segmentar con inmediatez y en un nivel de detalle extremo.
De acuerdo a la fuente mencionada, a estas razones se suma la necesidad de adaptación a los nuevos hábitos del consumidor, que dedica el 20% de su tiempo a vivir en la red.