22 diciembre, 2011
Terminator, Cortocircuito y otras tantas películas de ciencia ficción nos muestran cómo el robot de turno puede auto-repararse luego de ser baleado, atravesado por una barra de hierro, bombardeado y otras tantas vejaciones más. Y en la mayoría de los casos la solución es bastante simple: redirigir la energía de la parte afectada hacia un circuito secundario… ¡Obvio!
La cuestión es que acaban de descubrir un método bastante más efectivo para resolver muchas de las fallas comunes en circuitos integrados. Un equipo de investigación de la Universidad de Illinois, dirigido por el profesor de ingeniería aeroespacial Scott White y la profesora de ingeniería Nancy Sottos, encontraron la forma de reestablecer la energía en microchips dañados, logrando así una auto-reparación.
El problema actual es la enorme fragilidad de chips y microprocesadores, con varias capas de circuitos interconectados por conductores microscópicos, que incluso ante situaciones no traumáticas se cortan, afectando todo su funcionamiento. Claro, hasta hace un par de años la reparación de un circuito impreso podía llevarse adelante simplemente soldando un hilo de cobre que haga las veces de “puente” al corte. De hecho, he escrito artículos en POWER USERS con la metodología al respecto. Pero cuando se trata de un chip más pequeño que la yema de nuestros dedos… ¿dónde soldamos el alambre? Por supuesto que aquí lo más común es el cambio del chip completo.
El problema es cuando estos chips se encuentran en lugares o situaciones complicadas: supongamos un avión o una nave espacial. Digamos que no es tan simple salir con el soldador a cambiar un chip por otro.
Lo que este equipo logró entonces es la inserción cápsulas de 10 micrones de diámetro por encima de las pistas conductoras, recubiertas de un polímero especial y rellenas de metal líquido. Cuando por algún motivo una de estas pista sufre un corte, inmediatamente las cápsulas en ese sector se abren liberando el metal líquido y rellenando la fisura. Luego de varias pruebas, estos científicos aseguran haber logrado el éxito en el 90% de los casos, con una restauración del 99% del flujo de la energía; esto en apenas microsegundos posteriores al corte, e incluso con una mínima cantidad de cápsulas.
El sistema no sólo es autónomo (actuando sin la intervención de un operador), sino que además es localizado, ya que se aplica sólo sobre el sector dañado. Además, aseguran que puede emplearse en otros sistemas de conducción como los kilómetros de cableado convencional que, por ejemplo, recorren el interior de un avión.
En principio esto sería destinado al sector de la aeronáutica y, como no podía ser de otra manera, dentro del ámbito militar. Pero, como todo desarrollo, en algún momento llegará a los productos de consumo masivo y quizás llegue la época en la que nuestro smartphone pueda auto-repararse luego de una de las tantas caídas al piso o inmersiones en el inodoro.