21 diciembre, 2009
2010 podría ser el año que marque la transición del software al hardware para el coloso online: tras el anuncio de que a comienzos del año que viene Google presentará su propio teléfono, las especulaciones sobre el lanzamiento de una netbook para fines de 2010 empezaron a correr como reguero de pólvora pero, ¿cuánto de cierto hay en esta suposición?
Según el portal baquia.com, los rumores indican que se trataría de una netbook funcionando sobre el sistema operativo Chrome OS y equipada con un procesador ARM, que Google venderá directamente al consumidor, aunque tal vez podría estar subvencionada por alguna operadora.
Debido a la agresiva competencia y al estrecho margen que obtienen los fabricantes, no cabe duda que el mercado de los netbooks es muy complicado, aunque Google cuenta con el valor fundamental de su marca, de acuerdo a la misma fuente.
Por otro lado, el sitio web eWeek publicó una lista en la que señala algunas de las razones que cuestionan el lanzamiento de una netbook por parte de Google. Algunas de ellas son:
-Google está intentando que diferentes fabricantes de PCs adopten Chrome OS, por lo que lanzar su propia netbook resultaría contraproducente.
-Google es una empresa de software. El éxito alcanzado hasta ahora se debe a la experiencia de usuario y la calidad de sus servicios.
-Cualquier fabricante de hardware debe dar soporte a sus productos, y Google ya tendrá suficiente trabajo con Chrome OS y sus demás programas.
-Tal vez Google debería seguir la misma estrategia que Microsoft (que nunca ha fabricado su propia PC porque entendió que era más rentable aliarse con fabricantes para instalar su software que competir con ellos), y rentabilizar Chrome OS por esa vía.
-El negocio del hardware es caro, no sólo por los costos de fabricación de aparatos, sino por la continua adaptación de sus componentes y la necesaria inversión en I+D. El beneficio neto tal vez no responda a lo que Google está acostumbrado.
-Si Google entra en el sector del hardware y su producto no tiene un buen recibimiento por parte de los usuarios, la firma quedará en una posición muy delicada. Si abandona el negocio, perderá la confianza de fabricantes y consumidores.